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En los últimos años, se ha prestado cada vez más atención a la microdosificación: tomar cantidades muy pequeñas de una sustancia psicodélica como la psilocibina (de las trufas) para experimentar cambios sutiles, pero notables, en el estado de ánimo, la creatividad y la concentración.
Lo que antes se consideraba una práctica nicho entre artistas y emprendedores, ahora se está convirtiendo en una forma consciente de acercarse a uno mismo.
Como coach que trabaja con la microdosificación, veo de cerca lo que puede provocar, no solo en el rendimiento, sino sobre todo en el autoconocimiento y la calidad de vida.
La microdosificación significa tomar una fracción de una dosis normal de trufas, lo que evita que se produzcan alucinaciones. La idea no es «tripar», sino ampliar ligeramente el estado natural de conciencia. El efecto es sutil, pero puede notarse en cómo piensas, sientes y reaccionas.
Yo mismo y muchos conmigo experimentamos que la microdosificación ayuda a:
La motivación varía según la persona. Algunos quieren afrontar mejor el estrés o la sobreestimulación. Otros buscan más inspiración o conexión con sus sentimientos.
Lo que hace que la microdosificación sea interesante es que no es una solución rápida, sino un ejercicio consciente de autoobservación. Al tomar regularmente pequeñas cantidades, aprendes a reconocer patrones en tus pensamientos, emociones y comportamiento.
A menudo les digo a mis clientes:
“La verdadera magia de la microdosificación no está en la trufa, sino en la atención que te prestas a ti mismo.”
La psilocibina se convierte en psilocina en el cuerpo, lo que influye en los receptores de serotonina en el cerebro, especialmente el receptor 5-HT2A.
Eso suena técnico, pero se reduce a que el cerebro se vuelve más flexible en su forma de comunicarse. Los viejos patrones de pensamiento pueden desprenderse por un momento, creando espacio para nuevas ideas.
Muchas personas describen la sensación como si el «ruido» disminuyera: los pensamientos son más claros, las emociones se sienten más suaves y surge una sensación de conexión: contigo mismo, con los demás y con el momento.
La microdosificación funciona mejor como parte de una rutina consciente. Requiere reflexión, descanso y honestidad contigo mismo.
Por eso, a menudo acompaño a las personas en un proceso en el que no solo observamos la dosis, sino sobre todo la intención:
Al centrarse en esas preguntas, la microdosificación no se convierte en un experimento, sino en una forma de crecimiento personal.
En mi práctica, noto que las personas que microdosifican a menudo se ponen mejor en contacto con su brújula interior. Experimentan:
A veces es sutil, como si surgiera un poco más de espacio entre el estímulo y la reacción. Y en ese espacio, ahí es donde empieza el cambio.
¿Quieres experimentar por ti mismo lo que la microdosificación puede significar para ti? Consulta aquí mis trayectos de microdosificación y descubre cómo puedes afrontar este proceso con orientación.
La microdosificación con psilocibina no es una panacea, pero puede ser una herramienta poderosa para aprender a comprenderte mejor a ti mismo.
Requiere curiosidad, responsabilidad y respeto, por ti mismo y por la naturaleza de la que procede esta sustancia.
“Quien mira con suavidad lo que vive en su interior, se dará cuenta de que la conciencia es la verdadera medicina.”
Válido del 21 de octubre al 2 de noviembre de 2025
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